A poco que miremos a nuestro alrededor, veremos un ecosistema con miles de empresas y personas trabajadoras autónomas que cada día sacan adelante sus proyectos con esfuerzo, talento y un firme compromiso con su entorno. Lo hacen en un ejercicio de equilibrismo sin red mientras cargan una pesada mochila regulatoria y burocrática. Así sostienen la actividad productiva, crean empleo, innovan y generan oportunidades.

Las empresas no son entes inertes. Tras ellas hay mujeres y hombres con un proyecto de vida que gira en torno a otro empresarial, que se abre paso en un contexto económico complejo y en transformación. Se ven obligados a asumir sobre sus espaldas no solo la gestión diaria, sino también la habilidad para sortear marcos regulatorios cambiantes, una burocracia densa y exigente, y un clima de inseguridad jurídica. Con esa carga, resulta mucho más difícil mantener el equilibrio y generar valor. Seguimos avanzando, pero más por tesón que por medios.

¿Se imaginan lo que podrían aportar las empresas y personas trabajadoras autónomas si se aligerara la carga? ¿Se imaginan a dónde llegaría nuestro tejido productivo si se aligerara la carga y los pasos pudieran ser firmes? ¿Si contara con el respaldo de incentivos al emprendimiento, marcos estables, planes de formación ajustados a las necesidades reales o medidas para favorecer el relevo generacional? Avanzaría con mayor solidez, el equilibrio sería más firme, el tejido empresarial más fuerte, y el desarrollo económico y social más dinámico y sostenido.

Por eso desde la Confederación Independiente de Empresarios y Autónomos CIEM trabajamos para que cada persona que emprende tenga la visibilidad que necesita y el peso que merece en la toma de decisiones. Es nuestro compromiso con los más de 21.0000 empresas y personas trabajadoras autónomas que nos respaldan desde 53 organizaciones sectoriales, comarcales y locales. Trabajamos para que su voz se escuche y su trabajo se reconozca.

CIEM ha articulado una voz propia para el tejido empresarial extremeño. Es una voz coral, construida desde el consenso y la escucha activa, en la que cada organización tiene su espacio y protagonismo. Porque CIEM es la suma de quienes apuestan por la iniciativa empresarial como motor de desarrollo, con independencia del tamaño, el sector o el lugar desde el que trabajan.

Más necesario que nunca

Nuestro papel es hoy más necesario que nunca. Miles de hombres y mujeres siguen apostando por emprender, generar empleo o mantener vivos sus negocios. No se rinden. Y CIEM tampoco. Tenemos la fuerza y la representatividad que precisa nuestro tejido productivo, como miembros de pleno derecho de la CEOE y del Consejo de Concertación Económica y Social de Extremadura, trasladando sus propuestas y necesidades con una mirada constructiva, vocación de diálogo y conocimiento de la realidad.

CIEM es una organización sólida porque es la suma de muchas. Las asociaciones que forman parte de la Confederación aportan conocimiento, experiencia, representatividad, cercanía e innovación. Juntas construimos una visión amplia, plural y rigurosa del presente del tejido empresarial y el camino de futuro de nuestro ecosistema empresarial. Nuestra mayor fortaleza unir a muchas voces en un mensaje compartido.

Pero necesitamos que nos permitan ir más allá con una apuesta decidida por el emprendimiento. No se trata de privilegios, sino de políticas que generen confianza, que reconozcan el esfuerzo de quienes sostienen la economía, y protejan tanto a quienes inician un proyecto como a los que ya están generando empleo y riqueza. La confianza activa la inversión, impulsa el crecimiento y refuerza la estabilidad. Sin ella y el equilibrio se tambalea.

Extremadura tiene capacidad, talento y recursos para situarnos en el mapa del desarrollo empresarial del siglo XXI. El tejido empresarial tiene fuerza, pero necesita desprenderse de la mochila para poder caminar ligero y con firmeza.

En CIEM tenemos la certeza de que un tejido empresarial fuerte es el camino que nos llevará a un futuro de desarrollo económico y social en Extremadura. Por eso vamos a seguir trabajando cada día para que nada frene a las personas que lo sostienen. Para que quienes hacen cada día ese ejercicio de equilibrismo sin red al menos sepan que no están solas.